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Chocolate Beige

Marciano Rodriguez B.

December 2022

En mi casa chocolate beige, es un lugar en donde mi infancia y niñez viven, en esta casa en la cual pasé la mayor parte de mi infancia. Es el lugar al que llamo hogar. Es aquel lugar al que recuerdo con amor y como si fuera parte de mí porque todos los bellos momentos por los que pasé fueron y serán siempre parte mía tanto como de mi familia. Lo cual los hace aún más especial, ya que el haber compartido los mismos momentos con aquellos que amo y aprecio no tienen precio. Pero como en toda casa, siempre hay altos y bajos, momentos en los que te hacen crecer no solo como persona, pero como hermano e hijo también. Aunque uno no se da cuenta de cómo uno madura con el tiempo, recordar aquellos momentos son los que nos ayudan a darnos cuenta de lo importante que son el día de hoy. Porque no solamente son mis fundamentos y cimientos como persona, pero también mis valores y principios, pero lo que hoy vengo a describir es el lugar en el cual todos estos recuerdos se encuentran. Un hogar con paredes color beige y contornos color chocolate, aquel chocolate que se puede ver en la reja de la casa y en aquellos marcos de las 4 ventanas y puerta secundaria que da al frente de la calle, mientras que dentro, en donde la mayoría de la diversión pasaba, las paredes son entre blanco y beige, un color que a mi mamá y en general a todos en la familia nos gustaba. Un blanco no tan blanco, pero un beige no tan beige. Abriendo la puerta a mi casa, nos podemos encontrar con la sala, una sala color café, con sillones reclinables y muy cómodos, con una mesa de centro de madera y con un cristal grande por arriba del centro de mesa. Por cierto, peligroso, ya que si no te dabas cuenta, te golpeabas la pierna y vaya que dolía. Una pequeña pero muy bonita cantina, que estaría situada entre la sala, comedor y cocina. Cocina que aunque no fuese muy grande, siempre fue el lugar de donde provenían los deliciosos y suculentos aromas de la comida recién cocinada por mi mamá. Comida que posteriormente se llevaría al comedor. Un comedor cuadrado con mesa de cristal, muy bonito y estético, por cierto, que era el lugar principal donde mi familia y yo nos sentamos a comer y a disfrutar de nuestra compañía a la vez que compartimos nuestro día o cosas del día a día. Pero lo interesante es cuando subíamos al segundo piso, aquel piso en el que había 3 habitaciones, las dos recámaras de mis hermanas y la mía, más al fondo. Aquí era mi lugar zen, una habitación no muy grande, pero con una cama tamaño King. Aquella y muy cómoda cama que aunque no me importaba que se veía un poco más apretado mi cuarto, aquella cama los recompensaba totalmente, con mi televisión, closet color ébano, un mueble debajo de la tele en el cual podría recargar y acomodar diferentes cosas. Aunque lo mencioné al último, no significa que es menos importante porque este es mi Xbox One, mi consola de videojuegos que hasta cierto punto éramos uno. La diversión que tuve y experimenté jugando videojuegos con mis amigos, son cosas que siempre recordaré, ya que sabré que no solo me divertí mucho, pero incluso conocí a gente que aunque no los conocía en vida real. Son gente que gracias a mi consola y tecnología puede crear breves amistades, con las cuales tuve buena relación. Esto, aunque no sea mucho, es mi casa, hogar y lugar que siempre recordaré hasta el final de mis días, mi casa chocolate beige.

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