La casa de mi infancia

Hablaré sobre la casa en la cual viví durante mis primeros once años de edad. Yo vivía junto con mis abuelos, mi mamá y mi hermana. La casa en la cual vivía, era una casa de cuatro habitaciones, dos pisos con acceso a la azotea y contaba con su respectiva sala, comedor y cocina. También, cómo olvidar una de las más importantes amenidades de una casa, los baños. Efectivamente, mi casa también contaba con sus dos baños y sus respectivas duchas. Finalmente, mi casa contaba con un patio chico pero decente y un jardín. Aunque, suena como si hubiese vivido en una casa muy ostentosa o privilegiada, ya que contaba con mucho espacio, en sí, mi casa estaba ubicada en una de las peores zonas de Tijuana, México. La pobre casa vivió tres invasiones, en las cuales los susodichos dejaron la casa boca abajo. Además, como había comentado anteriormente que vivía en una mala zona, las pobres paredes de mi casa no duraban intactas porque los maleantes se inspiraban y grafiteaban las paredes que estaban al costado de la calle. Eventualmente, la casa vecina de la mía fue desocupada, mi abuela se tomó la tarea de pedir información sobre la venta de la propiedad. Una cosa llevó a la otra y mi abuela pudo comprar la propiedad de al lado y la convirtió en una cochera muy espaciosa. Así fue como mi casa creció más y con la expansión de mi casa, les dio más espacio a los maleantes para grafitear las paredes. En conclusión, mi casa es común, pero, a la vez, tiene su historia y particulares.